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Los niños de todas las edades experimentan aflicción, tristeza y desesperación por la pérdida de un ser querido, especialmente cuando se trata de alguno de los padres. Incluso cuando el proceso de la aflicción podrÃan lucir diferente al de los adultos, es importante prestar atención a las señales y brindarles el apoyo que les ayude a sobrellevar esto.
Cuando algún ser querido de un niño fallece, afligirse es lo natural y esperado. La aflicción es una respuesta normal a la pérdida, y se deberá fomentar para que esto proceso transcurra en lugar de procurar reprimirlo. La futura salud emocional de los niños dependerá de haber experimentado todas las fases naturales del proceso normal de aflicción. Mientras que la mayor parte de la información que aquà se incluye está enfocada alrededor del fallecimiento de uno de sus padres, también aplica para cualquier ser querido en la vida del niño.
La aflicción implica que muchas emociones diferentes a través del tiempo, lo que eventualmente ayudará a que la persona acepte la pérdida de un ser querido. Los niños se afligen de forma diferente a los adultos, y cada niño lo hace a su propia manera. Cada etapa en el desarrollo y crecimiento conlleva nuevos aspectos alrededor de la pérdida que el niño podrÃa estar teniendo una y otra vez. Esto es especialmente verdad para los niños en etapa infante o bebés al momento del fallecimiento del ser querido.
La forma en que el niño se aflige se verá impactada por la edad, el desarrollo, la relación que tenÃa con la persona que falleció, cómo se dará el cuidado ahora del niño (especialmente si la persona fallecida era el padre), cómo el niño se comunicaba con la familia y la forma en que los padres o cuidadores del niño se comunicaban con él, asà como la manera en que estas personas viven su proceso de la aflicción. Otros cambios, desafÃos y pérdidas podrÃan también tener un impacto sobre la aflicción del niño.
Los niños a menudo se entristecen o manifiestan sus otras emociones por momentos breves para luego regresar a sus actividades normales o para seguir jugando con sus amigos. Esto podrÃa ser confundido por los adultos al pensar que el niño ya superó la aflicción, o que el niño no entiende la implicación de la pérdida. Algunos niños se afligen por fases, alternando entre la aflicción y la actividades cotidianas que son de su interés. Esto puede continuar por varios años después la muerte. Otros podrÃan tener una etapa prolongada de aflicción, mientras que otros podrÃan ni siquiera mostrar señales de estar afligidos.
Si el ser querido tuvo una experiencia larga y difÃcil con el cáncer, puede que la aflicción haya iniciado desde antes del fallecimiento. El niño podrÃa alcanzar un punto de estabilidad con una rutina mientras continúa con su proceso de aflicción. Pero las personas a cargo del cuidado de los hijos deberán verificar con los niños su bienestar y estar alertas sobre las inquietudes o preguntas que los niños expresen. Esto puede resultar difÃcil en ocasiones, pero los niños a menudo responden de formas diferentes que puede que parezcan despreocupados, indiferentes o no afectados por la situación. No hay que olvida que aunque los niños sienten el dolor por la pérdida, aún no saben manifestarlo o expresarlo de la misma manera en que lo hacen los adultos. Puede que tome un largo tiempo para que se adapten a la pérdida de un padre. En ocasiones los sÃntomas emocionales pueden tornarse más intensos e interferir en la vida familiar del niño.
Ante la pérdida de un ser querido, los niños podrÃan no contar con las habilidades necesarias para sobrellevar la situación o para adaptarse a la pérdida. El padre que sobrevive a su cónyuge puede sentirse abrumado con sus propias emociones además de la aflicción de sus hijos. Pero es importante para los niños sentirse apoyados adecuadamente a medida que pasan por la aflicción para evitar que desarrollen algún problema de tipo psicológico como ansiedad o depresión que podrÃa perdurar por mucho tiempo.
Cuando un padre tiene una enfermedad terminal, a menudo se preocupan de que su muerte arruinará la capacidad de que los hijos tengan una vida plena. Sin embargo, los niños si puede salir adelante y tener vidas normales tras haber experimentado la pérdida de un ser querido. Con ayuda, la mayorÃa de los niños pueden tener una vida plena y feliz.
Medidas que podrÃan ayudar en la adaptación de los niños:
A medida que los niños maduran, su comprensión de lo que ha pasado con su padre se hará más completo. Puede que les surjan más preguntas o que hagan más preguntas de las que antes hicieron. Continúe respondiéndolas de forma honesta y compruebe que tan bien entienden lo que se les dice. Puede requieran de más apoyo de usted para aclarar percepciones erradas que podrÃan tener desde que eran menores y que puedan integrar esta información adicional con su nuevo nivel de entendimiento. Esto probablemente suceda varias veces a medida que se hacen mayores.
Cuando un padre muere, los niños pequeños se afectan de forma distinta. Un niño más joven puede que se sienta más alterado cuando note que el padre no regrese a casa dÃa tras dÃa. Puede que pregunten lo mismo una y otra vez, como "¿Y a dónde se fue?" Ofrezca al niño las cosas que ellos consideren importantes sobre el padre fallecido, como alguna de sus pertenencias que el ser querido haya querido dejar al hijo. Algunos niños podrÃan encontrar reconfortante el tener alguna de las prendas de vestir de su padre, especialmente durante el primer año tras el fallecimiento.
Los niños que gatean y en edad preescolar podrÃan pensar que tuvieron que ver algo con la muerte del padre. Incluso podrÃan haber señales de regresión en su comportamiento, como el hecho de volver a necesitar el uso de pañal o que no puedan dormir por la noche. Prepárese para atender problemas en el sueño de los niños menores que podrÃan tener dificultad en no querer estar solos a la hora de dormir. Esto por lo general mejora tras unos meses. Acuda a grupos de apoyo para niños sobre el fallecimiento de un ser querido en caso de estar disponibles.
La mayorÃa de los niños disfrutan de ver fotos de su padre durante otras épocas más gratas, asà como escuchar anécdotas en sus vidas. Las rutinas son importantes, por lo que se debe procurar recuperarlas rápidamente. Ayude a los niños en su regreso a la escuela y a sus actividades una vez que hayan acabado los servicios funerales.
Los adolescentes aún están en la etapa de saber cómo se identifican y cómo expresar sus emociones e ideas. Puede que se sientan más cómodos al estar entre sus amigos. Es importante mantener abiertas las vÃas de comunicación para ayudarles a sobrellevar la aflicción y las reacciones a la pérdida.
Tras la muerte del ser querido, algunos adolescentes lloran o se enojan, mientas que otros buscan pasar un tiempo en soledad. Otros necesitan seta alrededor de sus amigo y hablar con ellos. Algunos adolescentes podrÃan adquirir más responsabilidades, especialmente si quien falleció era alguien con quien convivÃan. Los adolescentes encuentran reconfortante conservar fotos y otros artÃculos que pertenecÃan al ser querido.
Si el ser querido era uno de los padres, puede que los adolescentes se arrepientan de haber tendido discusiones o que los hayan desobedecido. Puede que sientan culpa sobre cosas que hayan o no dicho. En ocasiones resulta útil para el adolescente escribir una carta al padre expresando todas las cosas que quisieron alguna vez decir, asà como aquellas que desearÃan no haber dicho. Puede que también tengan dificultad para hablar sobre la muerte del ser querido, o que tengan temor de sentirse distanciados en su grupo de amigos. Para muchos adolescentes, resulta útil hablar con un adulto que pueda escucharlos sin juzgar. También hay grupos de apoyo y sitios web especiales para los adolescentes. Estas opciones pueden ofrecer un escape para que expresen sus emociones, asà como conformar buenas fuentes de apoyo y aliento.
La depresión y la aflicción complicada en los niños puede lucir distinta que en los adultos. Esté atento de cambios en su comportamiento o en su rendimiento escolar, o si se retraen o pierden amistades. Algunos niños podrÃan parecer más irritables que tristes.
La aflicción complicada es distinta a la aflicción que tiene un proceso normal. Se caracteriza por qué tanto perdura, qué tanto interfiere con la vida del niño y qué tan severa es. En ocasiones, un niño podrÃa parecer que está atrapado en el proceso de aflicción. Las reacciones ante el proceso de aflicción como esta no son solo inusuales, sino dañinas. En caso de que sea severa y perdurable, la aflicción en el niño deberá ser tratada por un profesional que lo ayude a salir de este problema.
Estos problema pueden surgir meses o incluso años después tras el fallecimiento del padre. Si parece que un niño tiene algún problema, puede que se deba a algo más grave que una reacción normal la pérdida de un padre o a la tristeza ante la enfermedad. Se requiere de ayuda adicional si un niño:
Cuando un niño muestra cualquiera de estos sÃntomas, puede que sea útil ofrecerle algún tipo de apoyo. Pero si las formas habituales de lidiar con estos problemas no funcionan, o si el problema persiste por un par de semanas, puede que el niño requiera ayuda adicional. (Para problemas de más gravedad, como cuando el niño está considerando hacerse daño, se requerirá de ayuda urgente).
Puede que sea útil hablar con el pediatra del niño, el consejero escolar o con el trabajador social o equipo de consejerÃa (orientación psicológica) en el hospital donde el paciente está recibiendo tratamiento. Estos expertos saben cómo los niños tienden a reaccionar ante pérdidas como esta, y puede que logren ofrecer formas de ayudar con dicho problema. Estos profesionales pueden evaluar al niño y asegurar que reciba algún tipo de ayuda. También pueden sugerirle libros, videos o grupos de apoyo para niños que podrÃan ser de ayuda. Rara vez puede que un niño requiera ser atendido por un psiquiatra que le recete algún medicamento o atención psicológica.
Equipo de redactores y equipo de editores médicos de la American Cancer Society
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Actualización más reciente: septiembre 15, 2022
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